Vi a Olga Pino Sánchez…

«Lo que en la contemplación
se absorbe, en el amor
se dispensa.»

Vi a Olga Pino Sánchez curvar sus cejas en un instante
y les cuento mis amigos bebí su barro.
I no haciendo caso a su gesto
Imité a los angeles borrachos que hincados bebían la sopa de sus mejillas
pero no
bebí su barro

grumoso

y algún día espero amanecer como un cochinillo cubierto de sus tierras.

Vi a Olga Pino Sánchez en un espacio fílmico
ella no era la película
todo se incendiaba
ella no era la película me repetía
y alguién desde la cola del cine (probablemente Kenneth Rexroth)
le dijo:
«Estas matando a los jóvenes».

Vi a Olga Pino Sánchez convertirse en mujer
hace años en un sueño donde los ciegos me asediaban
y alguien reclamaba una chaqueta dejada en mi cabeza en un sueño anterior
pero yo miraba a Olga Pino Sánchez
y los guardias no me importaban
los guardias controlan mi cabeza
saben que diré
pero aquello, Olga Pino Sánchez, lo escribió hace tiempo
con uñas comidas en una servilleta
en un informe social que todos perdimos y que era parecido a la salvación.

Vi a Olga Pino Sánchez como Erick Pohlhammer vio a ese arquero de la Unión Española
y creyó que era el silencio en la boca de un mesías loco.
Vi a Olga Pino Sánchez y sentí amor del bueno
bailé una cumbia en su nombre
en la soledad del baño de una institución pública.

Vi a Olga Pino Sánchez en un poema lleno de influencias
su sonrisa era un bote salvavidas y yo aleteaba entre los fiordos e islas.
El día era espléndido, dulce, musical, todos los sádicos lucían ahogados en la costa y el temor era un recuerdo, era la estampita de un santo ilegal.